Luciana Jacinto es una hermosa y alegre chica, que vive en un pueblo norteño con su familia: Galdino su padre; Paz, su mamá y Lorenzo su hermano. Tras la muerte de Galdino, Luciana huye del acoso de Don Aquiles, el cacique del pueblo donde creció y llega a trabajar a la mansión de la familia Torreslanda en la Ciudad de México, donde conoce a Patricio, el hermano del protagonista, quien a consecuencia de un aparatoso accidente, ha quedado cuadriplégico.
Rodrigo tiene fama de ser un gran conquistador, sin embargo, recientemente ha sido atrapado por los encantos de Gala y se han comprometido para casarse. La belleza y sencillez de Luciana alteran el cotidiano de la familia Torreslanda, Rodrigo siente una fuerte atracción por ella, mientras que Gala y Roselena, madre de Rodrigo, no la toleran, pero la gran empatía con Patricio, garantiza su permanencia en la mansión. Patricio recupera sus ganas de vivir gracias a Luciana, y Jana, la hermana menor de los entrañables hermanos Torreslanda, se hace su gran amiga y cómplice.
Poco a poco, los sentimientos de Rodrigo por Luciana, se convierten en un intenso y profundo amor, entonces decide romper con Gala para casarse en secreto con Luciana y juntos enfrentar a todo el que se oponga pues ya nada podrá separarlos. Los enamorados se funden en una entrega de amor total, al refugio de un maravilloso y acogedor sitio significativo para ambos.
Al enterarse Gala y el matrimonio Torreslanda, le aseguran a Rodrigo que la muchacha lo ha enredado buscando su fortuna y le rebelan que la muchacha escapó de su pueblo por una fuerte deuda y que ocasionó que su familia perdiera su humilde casa, además de que al llegar al Distrito Federal se contrató como teibolera y que existe una denuncia en su contra por uno de los clientes del antro donde trabajaba. Rodrigo primero arremete contra sus padres y lleno de rabia, enfrenta a Luciana. Ella intenta defenderse pero todo la acusa. Rodrigo cegado por los celos no se permite escucharla, la echa de su casa y de su vida para siempre.
Luciana devastada, encuentra consuelo y apoyo en Claudio D´Hacurt, el abogado de oficio que lleva su defensa. Lo que Luciana ignora es que ese hombre pagó años en la cárcel acusado de un fraude que no cometió por el mismísimo Maximino Torreslanda, quien lo despojó de sus bienes. Pronto Claudio descubre que él es el padre biológico de Luciana, se lo hace saber y en ese emotivo encuentro de padre e hija deciden hacer justicia, en contra de los Torreslanda.
Pero sólo el tiempo nos dirá el rumbo de sus destinos que por lo pronto quedará unido en la esperanza de encontrarse con el fruto de su amo y poder vivir juntos en Un refugio para el Amor.
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